Este modo puede ser útil en escenarios que, aun estando dentro del área de cobertura de la red, tienen un carácter tan localizado que no existe la necesidad de utilizar la red global para mantener la conversación. Pensemos en una situación en la que un equipo de trabajadores trata de reparar un cable de alta tensión, y uno tiene que ascender mientras el otro permanece abajo. En este caso, además, el hecho de hacerlo así permitirá a ambos operarios hablar sin el riesgo de que en un momento de la operación la red esté ocupada.
Asimismo, también puede ser empleado en determinadas situaciones de trabajo, accidentes o circunstancias de carácter puntual. Por ejemplo, durante una persecución dos coches patrulla salen de la zona de cobertura y entre ambas unidades se mantiene esa necesidad de permanecer en contacto. El modo directo es el que permitirá que ambas unidades puedan seguir intercambiando información.
Con todo, el uso más frecuente del DMO es para crear una extensión de la red permitiendo las comunicaciones en aquellas zonas donde no hay cobertura. A través de gateways, los usuarios de DMO pueden mantener el contacto con los de TMO. De esta forma, las radios se convierten en una especie de mini estación base que puede dar servicio a otras que se encuentren fuera de la red.
Así, el modo directo permite que usuarios que se encuentran fuera de la zona de cobertura puedan ser contactados por la red TMO, mejorando de este modo las capacidades de comunicación y la cobertura del sistema.
Por todo ello, la potencia RF (de radiofrecuencia) que tengan los terminales es un aspecto muy importante a tener en cuenta, ya que a cuanta mayor potencia de salida tengan, mayor será también la distancia a la que puedan estar separados los usuarios a la hora de hablar sin infraestructura. En los móviles está muy extendidos los 10w, mientras que en los portátiles, algunos como los SC20 de Sepura, pueden alcanzar hasta los 3w frente a los 1,8 que tienen este tipo de terminales como estándar.
