Teltronic México organizó una nueva sesión de los “Diálogos sobre tecnología, movilidad y seguridad pública: Retos y soluciones para nuestras ciudades de América Latina” que, en esta última edición, reunió vía Zoom a mujeres especialistas en transporte y política pública para debatir sobre cómo la tecnología puede ser una aliada para mejorar la seguridad de las mujeres en el espacio público.
Las expertas coincidieron en que las decisiones presupuestales, la cultura machista y una serie de medidas inequitativas de género han generado una realidad de inseguridad y violencia en el transporte y los espacios públicos en general para las mujeres latinoamericanas.
Tecnología mal dirigida
En México, por ejemplo, la inversión en tecnología existe, pero va dirigida a espionaje, armamento y el combate por la delincuencia organizada. Sin embargo, “hay una desconexión de políticas de seguridad para eventos de emergencia como los que viven las mujeres en el espacio público”, afirmó en la mesa Volga de Pina, defensora de derechos humanos y fundadora de Dragon Lab. Añadió que la tecnología es esencial para tener documentado lo que pasa en las calles y corredores inciertos en la periferia de las ciudades, ya que en dichos lugares con frecuencia se violenta a la mujer.
Las cifras delictivas van en aumento, por lo tanto, es importante que la tecnología no dé un paso al lado. “Se debe apostar por la interconexión del sistema de seguridad; como ejemplo, la relación que existe entre aplicaciones privadas con el botón de pánico instalado por parte de la Ciudad de México te permiten tener un nivel importante de datos, pero no hay nadie que los procese. Se compra la tecnología pero no se da el seguimiento adecuado. Las políticas de género están en pañales”.
Retomando el argumento de Volga de Pina; Paula Soto, maestra y doctora en Ciencias Antropológicas por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), comentó que es necesario pensar en la transversalización del género a través de la planeación urbana y la sensibilización a través de estrategias integrales de desarrollo, optar por que los problemas y necesidades de la mujer formen parte de la agenda.
Solo en la capital del país, las mujeres realizan aproximadamente 10 millones de desplazamientos al día, de los cuales el 73.9% son en transporte público, donde –según datos de ONU Mujeres– nueve de cada diez han sufrido actos de violencia: acoso sexual, tocamientos y agresiones verbales.
Tecnología y seguridad de género
Ante el incremento de la inseguridad en los sistemas de movilidad del país, Lisseth Moreira, directora de Marketing de Teltronic México, comentó que “la tecnología atiende a la diversidad, es un sistema transparente; la radiocomunicación de misión crítica permite la toma de decisiones en tiempo real; un mensaje oportuno permite que no escale un delito de vulneración hacia la mujer”, y sin embargo, reconoció que falta presupuesto e implementación en ciudades donde la violencia de género reporta cifras alarmantes.
“La política de género no sólo se debe localizar en institutos especializados, es necesario pensar en cómo todas las políticas públicas están cruzadas por la necesidad de las mujeres, y por lo tanto, cómo se puede pensar en unirlas a través de la planificación urbana y la sensibilización a través de estrategias integrales, porque la violencia va a seguir ocurriendo si no pensamos en soluciones de fondo”.
El ambiente hostil y la violencia que rebasa a México como país ponen la situación cuesta arriba para las mujeres; al respecto, Annette Ramírez, especialista en ciencia política enfocada a ciudades sostenibles, comentó que en México el diseño del espacio público en las ciudades invisibiliza a las mujeres. Al no haber mujeres en la toma de decisiones restringe las opciones de política pública, que en su mayoría son cubiertas por “infraestructura gris”, dijo.
Un rezago histórico
La falta de perspectiva de género en ciudades mexicanas, reconoce Laura Ballesteros, secretaria de Desarrollo urbano Sostenible de Monterrey, se debe al nivel de exposición a la violencia que puede sufrir la mujer mexicana al no ser tomadas en cuenta en el diseño de la movilidad. “Nosotras hacemos entre cuatro y cinco viajes al día a comparación de los hombres que solo realizan dos; además, realizamos viajes con niños en brazos, sillas para bebé, estamos a cargo de adultos mayores. Esto se traduce en un rezago histórico hacia nosotras, una falta de respeto a la democracia”.